Rituales: nuestras necesidades

02/03/2021

Los rituales son lo más importante

Todo el mundo se entrega a ciertos rituales. Yo, por ejemplo, me pongo los auriculares por la mañana y me tomo un café escuchando música. Los rituales mantienen el contexto de toda la situación familiar para nosotros. Esto lo hace programable y repetible, y es lo que más gusta a nuestros "ordenadores", o cerebros. El post de hoy se refiere a rituales específicos, concretamente los del lugar de trabajo. El lugar de trabajo, su aspecto, nuestro escritorio o incluso el hecho de levantarnos por la mañana para ir a trabajar y salir de casa "a tope" son elementos de una especie de programa que nuestro cerebro activa en el momento oportuno. Esto, a su vez, desencadena su correspondiente actividad necesaria para completar una tarea determinada. Entonces, ¿cómo mantenemos los rituales cuando trabajamos a distancia?

Trabajo a distancia y trabajo estacionario

Hace menos de un año, este tipo de trabajo era un sueño para muchas personas y estaba más relacionado con los autónomos. Este año, en cambio, estamos escribiendo guías para el gran público sobre cómo trabajar a distancia de forma eficaz... y no volverse loco. En primavera, cuando despegó el trabajo a distancia en prácticamente todos los sectores de la economía, nos dejamos llevar un poco por la posibilidad de trabajar "en pijama". ¿Y cómo es hoy? Hoy, muchos de nosotros soñamos con volver a la realidad que tan bien conocíamos hace un año. Echamos de menos el elaborado ritual del trabajo fijo o, al menos, comer juntos con los compañeros. Estudios y observaciones confirman que la ausencia de estos elementos provoca irritabilidad, fatiga y muchas otras sensaciones desagradables. Por todo ello trabajamos relativamente más horas, a menudo por menos sueldo, lo que tampoco nos afecta positivamente.

Ritos de paso

Construir "ritos de paso", es decir, momentos de fuerte distinción entre nuestro tiempo de trabajo y nuestro tiempo de ocio -especialmente ahora- es extremadamente importante. Para preservar la estructura familiar del día, que de alguna manera se imponía levantándonos cada día para ir a trabajar, ahora nos vemos obligados a construirla nosotros mismos. Aunque, como señala Patryk Wójcik -autor del libro "Cómo trabajar a distancia y no volverse loco"-, la tarea no es fácil. Yo diría que es sencilla y difícil al mismo tiempo. Sin complicaciones, en términos técnicos. Levantarse cada día, lo que influye en la llamada cronobiología de nuestro organismo -es decir, establece el horario diario del organismo para aumentar o disminuir sus "revoluciones"-, el atuendo adecuado con el que trabajamos, crear un rincón de oficina en la casa que se utilice sólo para trabajar o, al menos, preparar las comidas "para trabajar" son los aspectos técnicos que no causan mucha ansiedad. Lo difícil es tener la disciplina adecuada.

Un hombre como un ratón

He hecho una afirmación controvertida. Sin embargo, analicémosla más detenidamente. Se trata del llamado experimento Calhoun, en el que un científico estudió el desarrollo de dos poblaciones de ratones. Una de ellas fue sometida a una vida en condiciones casi de invernadero, donde se le daba en las narices todo lo que necesitaba para vivir. A la otra, en cambio, no se le dio nada. Así como en condiciones completamente naturales estos animales debían desarrollarse de forma natural, en el primer caso la población degeneró con relativa rapidez y posteriormente se autodestruyó

Por supuesto, no estamos hablando de situaciones tan extremas en el caso de nuestra especie, pero quiere mostrar cómo demasiada "facilidad" en la obtención de bienes ya está afectando a nuestro bienestar, y esto después de un tiempo relativamente corto de cambio de modo.