Gestionar un equipo distribuido: un nuevo reto en la actualidad

04/03/2020

Trabajar a distancia desde casa se ha convertido en una realidad cotidiana para muchos de nosotros. En todas las situaciones imaginables, nos encontramos con sus entusiastas y con quienes preferirían cambiar las cosas. Hoy, sin embargo, lo mejor es aceptar el statu quo, asimilarlo. Nuestro equipo también recomienda tratar esta nueva -para algunos de nosotros- situación como un reto Afrontarla mejorará nuestra competencia, por ejemplo en términos de autodisciplina.

Es un hecho que el mundo se ha ralentizado un poco, pero no puede permitirse detenerse del todo. Los alumnos necesitan seguir con el plan de estudios básico y los adultos necesitan ganar dinero. Para que nuestro equipo de trabajo pueda llevar a cabo sus tareas, hay que crear las condiciones adecuadas para ello. En nuestro blog ya ha aparecido un texto sobre la gestión de equipos, pero en la entrada de hoy nos adentraremos en un nuevo tema, el de la gestión de un equipo distribuido.

El primer y fundamental paso en cualquier empresa debe ser un plan de acción claro y, en el caso de la gestión de equipos distribuidos, un plan de trabajo. Al definir las prioridades y delegar las tareas, todo el mundo tendrá claro el reparto de responsabilidades. Esto mejorará notablemente el proceso creativo y repercutirá en la productividad de todo el equipo.

La oficina en casa puede ser un reto para algunos; la autodisciplina, incluida la autoorganización, es esencial. Con un plan de acción definido, los empleados tendrán una visión general de lo que hay que hacer, lo que les ayudará a planificar sus jornadas laborales. Los problemas de motivación también pueden surgir en casa. Por tanto, es responsabilidad de los directivos elegir una forma de motivación para los empleados y herramientas para supervisar su trabajo. Sin embargo, para que el trabajo a domicilio pueda llevarse a cabo, es importante dotar a las personas del equipo adecuado. Merece la pena hacer la llamada investigación, comprobar si nuestros empleados disponen de sus propias herramientas para realizar las tareas asignadas o si es necesario organizar dicho equipamiento. Y no hay que olvidar establecer el acceso a los ayudantes necesarios, como MS Office.

A la hora de planificar las tareas, también merece la pena hacer hincapié en las reuniones en línea. El flujo de información, la discusión de problemas y la retroalimentación son de un valor incalculable en un equipo. Las empresas utilizan diversas herramientas para comunicarse, desde el teléfono y el correo electrónico hasta las plataformas Zoom o Skype. El mercado ofrece una gama realmente amplia de opciones en este ámbito, por lo que es importante tener cierta tranquilidad y decidir qué se necesita en cada momento. Los sistemas de seminarios web también son magníficas herramientas de aprendizaje: en ellos podemos fomentar una cultura de responsabilidad entre los empleados y, sencillamente, apoyarnos mutuamente. Hoy en día, cuando el contacto cara a cara se ha reducido mucho, charlar juntos y tener un buen ambiente de empresa, incluso en línea, tendrá un impacto positivo en la calidad del trabajo.

Cambiar los hábitos cotidianos existentes supone una gran dosis de nuevos retos. Pasar a un sistema remoto podría sin duda añadir no sólo trabajo extra, sino también pequeños problemas para muchas empresas. Pero son retos como éste los que nos permiten recordar para qué grandes cosas estamos hechos los seres humanos. Y quién sabe, ¿quizá este ensayo del trabajo a distancia nos lleve a descubrir muchas más formas cómodas y prácticas de hacerlo?