¿Qué perspectiva puede tener de la obra?

06/17/2020

Cada persona aborda el tema del trabajo de una manera diferente. Para algunos, forma parte de la vida, como para los prehistóricos cuando martilleaban con sus estiletes las tablillas de arcilla para hacer las primeras pinturas. Independientemente del enfoque que más nos convenga, me gustaría compartir con ustedes el mío, que aprendí de mi entrenador de judo cuando era niño.

A menudo nos decía a sus atletas: "Tened tranquilidad en el trabajo". Entonces no entendía muy bien lo que quería decir. No se trata de ser "perezoso" en el cumplimiento de las obligaciones, sino de un planteamiento estructurado de las cosas, de ser concienzudo y de cierta humildad ante el hecho de que a veces se está abarrotado. Sobre todo entonces, un enfoque estructurado y organizado con una buena ética del trabajo funciona muy bien. Me gustaría contarles una breve historia que creo que encierra la moraleja de las palabras de mi entrenador.

Ethos o nada

Un viejo carpintero estaba a punto de jubilarse. Le dijo a su jefe que pensaba dejar el negocio de la construcción y empezar a disfrutar de la vida familiar con su mujer, sus hijos y sus nietos. Es cierto que no cobraría por su trabajo al final de cada semana, pero la pensión que esperaba le bastaría para llevar una vida próspera y tranquila.

El jefe estaba un poco preocupado por la decisión de su empleado, ya que el tipo era un gran profesional. Le pidió un último favor: construir una casa más. El carpintero aceptó, pero al cabo de un tiempo se hizo evidente que ya no tenía corazón para el trabajo. Hacía mal la carpintería, mal los acabados y utilizaba materiales de baja calidad. Fue una forma bastante desafortunada de poner fin a una maravillosa carrera llena de integridad y honradez

Cuando el carpintero terminó el trabajo, el jefe vino a inspeccionar la casa. Una vez hecho esto, entregó al carpintero las llaves de la puerta principal con las palabras: "Esta es tu casa... mi regalo para ti"

El carpintero se quedó estupefacto!

¡Qué vergüenza! Si hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, habría hecho las cosas de manera muy diferente

A nosotros nos pasa lo mismo. Construimos nuestras propias carreras y nuestras propias vidas, cada día. A menudo damos menos de nosotros mismos de lo que podemos permitirnos. Al cabo de un tiempo, nos sorprende tener que vivir en la casa que nos hemos construido. Si pudiéramos hacerlo todo de nuevo, lo haríamos de forma completamente diferente.

Tú eres carpintero, cada día clavas un clavo, colocas una viga, levantas otra pared. Tu actitud, tus elecciones de hoy, ayudan a construir la casa en la que vivirás mañana. Por tanto, ¡construye con sabiduría! De forma estructurada y con consideración cada día, haz tu trabajo lo mejor que puedas. Al hacerlo, también construyes una imagen de ti mismo ante los demás y, de algún modo... todo encaja.